Último adiós a Jaime Chincha: memoria de un periodista que dejó huella.

Familiares, amigos y colegas rindieron el último adiós a Jaime Chincha, periodista emblemático de La República, cuya trayectoria y voz reconocibles acompañaron a varias generaciones. Chincha falleció el domingo 7 de setiembre a los 48 años, víctima de un infarto fulminante. La despedida tuvo lugar en la capilla Virgen de Fátima, en Miraflores, en medio de un silencio cargado de dolor y gratitud.

“Jaime muere trabajando en La República. Era muy joven. 48 años no es una edad para irse. Estaba haciendo un trabajo muy importante y teníamos muchos planes y ya no está. Este oficio es particularmente exigente. Sabemos que aquí se convivía con ansiedad, depresión y presiones propias del periodismo”, señaló Rosa María Palacios, quien asistió a la ceremonia privada.

Chincha, comunicador de convicciones firmes, desarrolló gran parte de su carrera en radio y televisión, destacando su ética periodística y su compromiso con la verdad. En La República dejó una huella duradera, no solo como profesional talentoso, sino como un compañero leal a quien sus colegas recordarán con afecto y respeto.

Durante la jornada, otros referentes del periodismo acompañaron a la familia. Entre ellos, Juliana Oxenford ofreció un homenaje al amigo y colega de toda una generación. “Nadie es buen profesional si no es una buena persona, y Jaime lo fue. Se enfrentó a los pleitos que tuvo que enfrentar defendiendo su conciencia, su línea editorial y sus principios. Un gran periodista, un gran amigo”, destacó Oxenford, visiblemente emocionada.

Mónica Delta también estuvo presente y subrayó la trayectoria y el temple de Chincha, quien siempre creyó en el periodismo como servicio público. “Todos sentimos un dolor profundo por su partida repentina. Espero que sus familiares encuentre pronta resignación; la tristeza no se va. Jaime era una persona convencida de su oficio; tuve la oportunidad de trabajar con él en RPP, y lo extrañaremos”, comentó.

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La salida de Chincha deja un vacío difícil de llenar para la redacción y para la audiencia que lo acompañó durante años. Quienes trabajamos en comunicación sabemos que este oficio exige fuerza, valentía, empatía y, sobre todo, un compromiso inquebrantable con la verdad y la gente.

Hoy, mientras su familia y amigos lo lloran en silencio, sus colegas le rinden homenaje con gratitud. Jaime se fue demasiado pronto, pero su voz, su estilo y su ejemplo vivirán en quienes creemos que informar es una forma de servir y aportar para construir un país más justo.