Waldemar Cerrón impulsa ley para convertir a Melcochita en “Patrimonio Cultural de la Nación”

En un giro que parece sacado de una comedia improvisada, el Congreso de la República ha decidido dar un paso inusual en sus labores legislativas. El congresista Waldemar Cerrón, hermano del polémico secretario general del partido en el poder, presentó un proyecto de ley con la intención de declarar a Pablo Villanueva, conocido popularmente como Melcochita, como “Patrimonio Cultural de la Nación”, en la categoría de leyenda viva. La iniciativa, que ha causado tanto asombro como risas, busca reconocer la importancia cultural y artística del humorista, cuyo legado en la comedia criolla es ampliamente conocido.

El documento, redactado con un tono que podría ser tildado de casi solemnemente solemne, argumenta que Melcochita ha sido una figura emblemática del humor peruano, y que su contribución trasciende la simple risa para convertirse en un elemento de identidad nacional. Con una seriedad que recuerda a procedimientos internacionales y tribunales de alto nivel, la propuesta detalla que Pablo Villanueva ha dejado huella en varias generaciones a través de su irreverente estilo y ese característico “¡No lo vean!”, que muchos peruanos han internalizado como un himno humorístico.

Es llamativo recordar que, en 2022, Melcochita intentó incursionar en la política como regidor de La Victoria con Fuerza Popular, pero fue excluido de la postulación. Sin embargo, parece que su carrera política no se vio afectada, y ahora parece estar en camino de alcanzar un reconocimiento institucional mucho más duradero, aunque sea en la historia como una figura que, más allá de los escenarios, ha sabido conquistar la cultura popular y la institucionalidad en un solo golpe de risa.

Mientras múltiples peruanos enfrentan diariamente los retos económicos y sociales—como las largas colas en Essalud, el encarecimiento del balón de gas, y la constante subida del dólar—el Congreso, en su momento, ha decidido apostarle a lo que quizá sea la iniciativa más “seria” de todas: la posible declaración de Melcochita como patrimonio nacional. Porque, en definitiva, en tiempos de incertidumbre, reconocer a un humorista como símbolo cultural puede ser visto tanto como una muestra de identidad como un acto de humor institucional.

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