Richard Swing, amigo íntimo del Lagarto, se lanza al Senado.
- owenvalencia20
- 19 nov
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Richard Swing se inscribió en la contienda electoral como candidato al Senado por el Partido Demócrata Verde ( número 10), en lo que marca un nuevo capítulo en su figura mediática y política. El artista y motivador, cuyo nombre real es Richard Javier Cisneros Carballido, vuelve a la agenda pública, ahora en la escena electoral de 2026, y genera diversas lecturas sobre su trayectoria y la lectura que el público hace de su figura.
El contexto político alrededor de su candidatura es especialmente relevante: Swing mantiene lazos cercanos con el expresidente Martín Vizcarra y fue objeto de un intenso escrutinio mediático por las contrataciones irregulares con el Estado durante la gestión de Vizcarra. El caso que lo llevó a la prominencia se remonta a mayo de 2020, cuando una investigación periodística reveló que Cisneros recibió nueve órdenes de servicio con un valor total de 175 mil soles para ofrecer charlas motivacionales y de liderazgo, a pesar de no cumplir con un perfil técnico claro. Dos de esos contratos se habrían otorgado en abril de ese mismo año, en plena crisis sanitaria.
Entre las críticas que rodean su figura figuran la ausencia de credenciales académicas reconocidas, ya que no posee estudios superiores ni técnicos registrados en Sunedu, lo que alimenta la narrativa de que sus contratos no respondían a un perfil técnico adecuado para el servicio público. Este trasfondo ha generado debate sobre la idoneidad de figuras mediáticas para asumir responsabilidades representativas en el Congreso y, más aún, para aspirar al Senado.

El horizonte judicial ha sido otro elemento recurrente en la cobertura del tema. En octubre pasado, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema analizó un recurso de apelación interpuesto por el Ministerio Público en relación con la decisión que declaró improcedente la continuación de la investigación preparatoria contra Martín Vizcarra en el marco del caso Richard Swing. En febrero, el Poder Judicial negó ampliar por ocho meses el plazo de investigación contra el exmandatario por la presunta intromisión indebida en la contratación de Cisneros, conocido como “Richard Swing”, en el Ministerio de Cultura entre 2018 y 2020. Este marco judicial permanece como telón de fondo para entender la resonancia mediática de Swing y su nueva incursión electoral.
La pregunta central que surge es si este retorno a la arena política, tras un episodio tan mediático y controvertido, representa un hecho aislado o una señal de que el escrutinio público frente a figuras no convencionales podría endurecerse o, por el contrario, normalizarse en aras de una oferta política más variada. ¿Qué impacto tendrá su candidatura en un escenario donde el contraste entre experiencia técnica y carisma mediático se debate con frecuencia? La respuesta exigirá seguimiento de cerca de las dinámicas internas del Demócrata Verde y de la percepción ciudadana ante una figura tan mediática como discutida.

Richard Swing llega al Senado con un historial que no solo define su trayectoria personal, sino que también condiciona la lectura pública sobre su capacidad para representar a una ciudadanía que exige, cada vez con más claridad, legitimidad, transparencia y evidencia de mérito técnico en las candidaturas que aspiran a cargos de alta representación. El tiempo dirá si su candidatura se consolidará como una anécdota de la política de mediatos o si logrará abrir una conversación sustantiva sobre el papel de las personalidades mediáticas en la institucionalidad democrática.




