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Rechazo y movilización: ciudadanos de Trujillo protestan la llegada de Keiko Fujimori en medio de su campaña

  • owenvalencia20
  • 31 oct
  • 3 Min. de lectura

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En la ciudad de Trujillo, Keiko Fujimori formalizó este jueves su cuarta tentativa presidencial, una campaña que llega a un público ávido de respuestas tras años de recesión política y confrontación. A sus cincuenta años, la lideresa de Fuerza Popular presentó su candidatura en un recinto del balneario de Huanchaco, un acto que reunió a cerca de mil simpatizantes procedentes de diversas zonas del país, principalmente del norte y el oriente, mientras que en el sur y en las regiones andinas se detectó menor presencia.


La convocatoria, organizada en el local Villa Gaboko, quedó enmarcada por un contexto de descontento entre parte de la población local, que recibió la visita con señales de protesta. En las inmediaciones del óvalo Huanchaco, varios ciudadanos alzaron pancartas con consignas como “Keiko nunca más” y “Fuerza criminal”, en claro rechazo a la figura de la lideresa y a la coalición que la acompaña. Algunas voces recogidas por la prensa local apuntaron que la presencia de militantes provenientes de otras regiones parecía diseñada para compensar un apoyo visiblemente débil en Trujillo.


Durante la proyección de un video institucional, Keiko Fujimori evocó al personaje histórico que ha marcado el rumbo de su discurso y de la coalición: su padre, Alberto Fujimori. En un pasaje de su intervención, la candidata indicó que, si el pueblo peruano le concede su confianza, gobernará “con mano dura, como el Chino”, en un guiño explícito a medidas de seguridad que, según su criterio, respondieron a las demandas más apremiantes de la ciudadanía en décadas pasadas. El foco de su mensaje fue la seguridad y el orden, señalando la necesidad de recuperar el control ante la delincuencia.


El evento, que se llevó a cabo en un recinto cerrado del distrito costero de Huanchaco, también ofreció un repaso de la trayectoria de la candidata desde la década de 1990 y su interpretación de los episodios atribuidos a la era de su padre. Fujimori presentó un video que mostraba momentos de gestión que ella describe como “errores” atribuibles a la época, sin detallar condenas ni responsabilidades específicas, y enfatizó una promesa de reconciliación y seguridad para un país que, según su lectura, ha exigido duras decisiones para restablecer el orden.


En el eje político de la jornada, Fujimori confirmó la composición de su equipo de vicepresidentes: Luis Galarreta y Miguel Torres, figuras que, en su discurso, reiteraron el énfasis en la seguridad como prioridad. Ambos dirigentes indicaron que su liderazgo mantendría la línea del partido en torno a la posibilidad de “mano dura” ante la delincuencia, aun cuando el discurso presidencial de la candidata buscó diferenciarse de críticas recientes sobre la gobernabilidad y la estabilidad institucional.

Entre las declaraciones de la jornada, se subrayó la intención de evitar la búsqueda de inmunidad o de un cargo complementario como premio de consuelo: “Me lanzo solo a la presidencia, no al Senado”, afirmó Fujimori, en un intento de presentarse como candidata dispuesta a asumir la responsabilidad sin distracciones. La mención a una reciente resolución constitucional, que dejó sin efecto una investigación de lavado de activos por donaciones de campaña no declaradas, fue citada por la candidata para dibujar un marco de gobernabilidad y la posibilidad de avanzar hacia una nueva etapa política.


El mitin también dejó en claro las tensiones históricas entre Fuerza Popular y otros sectores políticos, con señalamientos a reformas legales que, en su lectura, debilitarían la labor del Ministerio Público y favorecerían una apertura a procesos judiciales pendientes. En ese sentido, los voceros de la bancada destacaron su postura sobre la seguridad y el uso de recursos institucionales para enfrentar la criminalidad, sin perder de vista la necesidad de mantener una gobernabilidad que permita transitar una transición constitucional adecuada, según su visión.

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En la antesala de su discurso, el ambiente estuvo marcado por una mezcla de apoyo entusiasta y descontento crítico. Si bien la logística del acto destacaba la organización de un mitin prolijo, la cobertura de la prensa local y las opiniones de ciudadanos presentes dejaron en claro que la figura de Fujimori sigue acumulando defensores y detractores, especialmente en las regiones donde las dinámicas políticas del siglo XXI han cambiado el paisaje electoral.


Al cierre de la jornada, la promesa de un gobierno orientado a recuperar la seguridad y la estabilidad fue el eje central del mensaje. Resta esperar cómo se desenvolverá la campaña en las próximas semanas, en un país que continúa evaluando el balance entre experiencia y renovación, y que observa con detalle cómo su clase política plantea, una vez más, la forma de enfrentar los desafíos de la seguridad, la confianza institucional y la cohesión social.

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