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Presidente Jerí tiene 5,1% de preferencia, pero su gestión enfrenta desaprobación mayoritaria

  • owenvalencia20
  • 30 nov
  • 3 Min. de lectura
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A estas alturas de la contienda electoral para el 2026, la incertidumbre gobierna el tablero político en el Perú. Un nuevo pulso de la opinión pública revela que la indecisión electoral se mantiene en niveles altos, con un crecimiento respecto a meses anteriores. Entre septiembre y noviembre, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) registró un incremento de 6,2 puntos porcentuales en el porcentaje de electores que aún no ha definido por quién votará.


Según la última encuesta nacional, apenas el 22,3% de los peruanos afirma tener ya claro su voto, mientras que el 68,9% no menciona ningún candidato cuando se le pregunta por su preferencia. Este patrón de falta de definición podría marcar la ruta de las estrategias de las fuerzas políticas de cara a las elecciones generales de 2026, a poco más de cinco meses del proceso.


El reporte distingue entre varias opciones de voto no especificadas por los ciudadanos: blanco, abstención y la no precisión de un candidato en particular. En este marco, se observa que la cifra de indecisos se concentra en un segmento amplio de la población, con variaciones regionales y por nivel de ingreso que alimentan el debate sobre el grado de conectividad entre ciudadanía y alternativas políticas.


En términos de intención de voto, emergen cambios relevantes. Rafael López Aliaga (Renovación Popular) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular) han visto disminuir su apoyo respecto al mes anterior: López Aliaga presenta una intención de voto de 6,2%, frente al 8,5% reportado previamente; Fujimori, 3,7% frente al 5,9%. Por el contrario, Alonso López Chau (de 0,9% a 2,4%) y Carlos Espá (de 0,1% a 0,8%) han ganado terreno.


Entre los nombres que aparecen en el radar de la ciudadanía, destaca además la figura del actual presidente José Jerí, quien, pese a no estar habilitado para postular, registra una preferencia del 5,1%. Esta situación se encuadra en un contexto de desaprobación significativo: el 46% de los encuestados desaprueba la gestión de Jerí, principalmente en Lima y el sur del país, donde persiste la inseguridad y las comunidades siguen enfrentándose a problemáticas relacionadas con marcadas cifras de criminalidad.


La evaluación al Congreso también es áspera. Después de la vacancia de Dina Boluarte, la aprobación del Congreso muestra una tímida mejoría, pero continúa en niveles bajos: apenas el 8% aprueba, mientras que 9 de cada 10 peruanos desaprueban la gestión parlamentaria. Lima Metropolitana encabeza el rechazo (95%), seguido por el grupo de personas mayores de 30 años y por quienes se identifican con posiciones de izquierda y centro.

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Sobre la figura de Fernando Rospigliosi, presidente del Congreso, la percepción también es crítica: un 75% de desaprobación al inicio de su gestión; el comportamiento del entorno legislativo no parece, por ahora, revertir esa tendencia, a la par que se observa en otros exmandatarios una dinámica de aprobación más favorable en el primer mes de gestión en contextos distintos.


En el balance global, la fotografía retrata un país con un electorado altamente sensible a los acontecimientos políticos, con una base de apoyo dispersa entre los aspirantes y un electorado que, a cinco meses de la contienda, continúa definiéndose de forma fragmentada. Este escenario puede hacer más impredecible el viaje hacia las elecciones, obligando a las candidaturas a responder de manera más explícita a las inquietudes ciudadanas.


Conclusión: la tendencia de indecisión prolongada y el desgaste de figuras tradicionales abren espacio para movimientos emergentes o para campañas centradas en temas de seguridad, economía y justicia, que podrían redefinir el mapa electoral en los próximos meses. El IEP señalado que el porcentaje de indecisos se mantiene alto, y las candidaturas que logren consolidar un electorado fiel podrían definir la configuración del ballot en 2026.

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