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Midis lanza programa de alimentación escolar en Lima y Callao, pero deja afuera a las regiones más afectadas por la desnutrición.

  • owenvalencia20
  • 13 jul
  • 3 Min. de lectura
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El Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) anunció recientemente el lanzamiento del programa ‘Desayuno en mi cole’, una nueva iniciativa para mejorar la alimentación escolar en el país. Sin embargo, esta estrategia, que comenzará a implementarse desde el 11 de agosto en 62 instituciones educativas de Lima Metropolitana y Callao, ha generado polémica y preocupación por su alcance limitado. A diferencia de los esquemas anteriores como Qali Warma y Wasi Mikuna, que abarcaban todo el territorio nacional, este nuevo programa piloto excluye a las regiones donde la problemática de la anemia y la desnutrición infantil es más aguda, principalmente en zonas como Puno, Loreto y Cajamarca.


Dicha exclusión ha sido motivo de cuestionamientos, sobre todo porque las regiones con mayores tasas de desnutrición y anemia infantil permanecen sin acceso a esta modalidad, que en teoría busca ofrecer desayunos cotidianos en las escuelas. Se sabe que estos municipios enfrentan un problema crítico: según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2024, Puno, Loreto y Apurímac encabezan las cifras de déficit en salud infantil, mientras que Huancavelica, Cajamarca y Amazonas presentan los mayores niveles de desnutrición crónica. La exclusión de esas zonas del esquema actual refleja las desigualdades en la política social del país.


La ministra Leslie Urteaga explicó que la implementación del programa responde a un mandato explícito de la presidencia. En un comunicado, la funcionaria aseguró que “estamos cumpliendo con las indicaciones de la presidenta Dina Boluarte, quien conoce bien el sistema de alimentación del sector”. Aseguró además que la prioridad es cumplir con el compromiso de garantizar la alimentación de los niños y niñas en las zonas de Lima y Callao, y que en el resto del país se mantendrán las modalidades tradicionales de distribución, como las canastas de productos no perecibles, hasta finales de 2026.


El programa piloto, que además contempla la instalación de cocinas y almacenes en las escuelas, ha sido respaldado por la asesoría técnica del Programa Mundial de Alimentos. Sin embargo, la infraestructura escolar en muchas regiones no está preparada para ello. La Contraloría General de la República reveló en marzo pasado que en zonas como Huaral, Cañete y Oyón, numerosos colegios presentan aulas con deterioro avanzado, condiciones insalubres y falta de acceso al agua potable.


Por otro lado, las cifras de salud infantil siguen siendo preocupantes. La anemia, que afecta a un alto porcentaje de niños en todo el país, trae consecuencias como fatiga, mareos, baja productividad y dificultades de aprendizaje. La desnutrición, además, impacta en el desarrollo físico y cognitivo, especialmente en áreas donde la infraestructura y los recursos son insuficientes.

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Desde expertos en salud y nutrición, se advierte que los programas deben centrarse en ofrecer alimentos saludables, con un peso en el valor nutritivo de los desayunos y almuerzos. La problemática del desvío de recursos por corrupción también limitan los avances reales: “El gran problema es la corrupción. Cuando se favorece a familiares o amigos en la entrega de alimentos, la asistencia se ve afectada”, señala Miyaray Benavente, ex presidenta del Colegio de Nutricionistas del Perú.


Mientras el Ministerio asegura que el control será constante, la prioridad debería ser garantizar la calidad y el valor nutricional de los alimentos entregados a los niños en todo el país, especialmente en aquellas zonas más vulnerables, que aúnWait remain fuera del alcance del nuevo esquema.

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