Medicamentos vencidos, sin control y sin farmacéuticos: la realidad de las boticas en Huancayo.

El año 2025 ha sido alarmante en Huancayo y toda la región de Junín en cuanto a la venta y circulación de medicamentos no controlados. La Dirección de Medicamentos de la DIRESA Junín reportó la incautación de 56,972 unidades de productos farmacéuticos, dispositivos médicos y productos sanitarios en diferentes establecimientos, tanto formales como informales, durante los primeros siete meses del año. Estos operativos reflejan una problemática que pone en jaque la salud pública y la seguridad de la población.

De acuerdo con la directora Katy Gordillo Hinostroza, en total, se inspeccionaron 585 establecimientos en distintos puntos de la región, donde se detectaron varias deficiencias. La mayoría de estos locales, muchos de ellos funcionando sin la presencia continua de un químico farmacéutico, almacenaba productos con observaciones sanitarias o incumplía las buenas prácticas de almacenamiento. La situación se agrava con la venta irregular de medicamentos sin receta, un riesgo latente que puede acarrear graves consecuencias para la salud.

Los operativos, realizados en ciudades como Huancayo, Chilca, Concepción, Sapallanga, El Tambo, Jauja y La Oroya, revelaron la existencia de productos con fechas de vencimiento vencidas, malas condiciones de conservación, medicamentos de procedencias dudosas —incluidos algunos de EsSalud, Minsa y de la policía— y medicamentos mal fraccionados. También se detectaron muestras médicas y productos que, en muchos casos, estaban en tiendas y bazares disfrazados de otros comercios, sin la presencia de un farmacéutico responsable.

La problemática se intensifica por la escasez de personal dedicado a la fiscalización. Sonia Bonilla, decana del Colegio Químico Farmacéutico de Junín, comentó que actualmente solo cuentan con entre 6 y 7 inspectores para atender la vigilancia en toda la región, una cifra insuficiente para supervisar todos los establecimientos, especialmente los informales. La presencia de estos locales, en su mayoría sin farmacéutico responsable y organizados como tiendas o bazares, dificulta aún más la labor de control y sanción.

El riesgo de consumo de medicamentos sin la debida supervisión sanitaria no es menor. La especialista advirtió que sobre todo los antimicrobianos, antibióticos y ansiolíticos, que deben expedirse únicamente con receta médica, se venden libremente en muchos locales. Esto genera un peligro potencial, ya que el uso incorrecto puede conducir a la resistencia bacteriana y otras complicaciones graves. La farmacovigilancia, afirmó Bonilla, es una necesidad urgente para evitar que estos medicamentos "sanen o maten" a las personas.

Por su parte, la experiencia en el Hospital El Carmen refleja la complejidad del problema, puesto que en algunos casos, incluso se realizan pruebas de sensibilidad, y aún así, los pacientes están expuestos a reacciones alérgicas y efectos adversos. La participación de una comisión llamada Contrafalme, integrada por el Colegio Médico de Junín, busca que se aumenten las supervisiones y se asuman responsabilidades ante quienes incumplen las normativas.

Publicidad

La problemática de los locales informales y la contratación precaria de los farmacéuticos acrecientan la preocupación de las autoridades sanitarias. Muchos propietarios trabajan con contratos inconsistentes y pagos bajos, lo que dificulta la permanencia y el compromiso de los profesionales. Además, la circulación de farmacéuticos que residen en otra región, pero figuran como responsables en boticas de Huancayo, complica aún más la fiscalización.

En definitiva, la situación exige una acción coordinada entre las autoridades, el Colegio Químico Farmacéutico y las municipales para detener la proliferación de estos establecimientos ilegales y garantizar la protección de la población. La salud no puede ser un negocio clandestino, y es deber de todos vigilar que los medicamentos que llegan a las manos de la comunidad sean seguros, legales y apropiados.