Lima mantiene la calma: el paro nacional no logra interrumpir la rutina diaria.
- owenvalencia20
- 14 may
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A pesar del llamado a un paro nacional promovido por gremios de transportistas y organizaciones sociales, la capital peruana mantuvo su normalidad. Solo algunas empresas de transporte decidieron suspender anticipadamente sus operaciones como medida de precaución, pero en general, el flujo de vehículos y ciudadanos fue constante y sin mayores inconvenientes.
Desde la primera hora de la mañana, las principales calles, avenidas y conos de Lima presentaron un escenario rutinario. Los servicios de transporte público funcionaron con aparente normalidad en distritos como San Juan de Lurigancho, donde la estación Caja de Agua del Metro lució con movimientos habituales, y en los alrededores del óvalo Tomás Valle, donde buses de empresas como Etuchisa y El Rápido circularon sin contratiempos, a diferencia de algunas líneas que redujeron sus frecuencias, como Sol de Oro y Vipusa.
En línea con lo declarado por el general PNP Felipe Monroy, jefe de la Región Policial Lima, no se registraron incidentes ni alteraciones en el orden público. “Hasta ahora, las empresas de transporte están cubriendo las necesidades de la población de manera normal”, precisó en entrevista con la prensa, subrayando que las calles permanecieron activas y seguras.
En los puntos clave de la ciudad, como el paradero de Acho, entre el Centro de Lima y Rímac, los buses, cústers y combis operaban con la misma dinámica de cualquier día habitual. Aunque algunos usuarios percibieron una ligera disminución en la frecuencia de ciertos servicios, no hubo largas colas ni aglomeraciones en las estaciones, y con el paso de las horas, el transporte fue retomando su flujo habitual.
Desde Puente Nuevo y otras zonas, se constató una circulación normal, aunque algunos cobradores indicaron que podrían limitar sus horarios en los próximos días. En las calles, no se observó movilización significativa de organizaciones sociales en las áreas que planeaban protestas o movilizaciones, demostrando que la convocatoria no alcanzó el impacto esperado en Lima.

Por orden del Ministerio de Trabajo, se dispuso una tolerancia de cuatro horas para el ingreso laboral, como medida preventiva ante el paro nacional. Sin embargo, para la mayoría de ciudadanos, esta medida no fue necesaria, ya que muchas personas salieron puntualmente a sus labores, evidenciando que la rutina en la capital no fue alterada.
Las organizaciones convocantes, entre ellas la Confederación Campesina del Perú y la Junta Nacional de Organizaciones de Usuarios de Agua, no lograron congregar a una cantidad significativa de manifestantes en Lima. En regiones como Puno, Cusco y Ayacucho, el rechazo o apoyo a la protesta tuvo respuesta distinta, pero en la capital, la realidad fue otra: la mayoría optó por seguir con sus actividades diarias, dejando en evidencia el limitado impacto de esta movilización.
El balance hasta el momento confirma que el paro, promovido como una protesta contra lo que califican como inseguridad y la inacción gubernamental, ha sido poco efectivo en la metrópoli. Solo algunas empresas de transporte optaron por suspender servicios de manera preventiva, sin que ello afectara significativamente elTránsito ni el ritmo de vida de los limeños.