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Ladrones irrumpen en plena misa y asaltan a sacerdote y feligreses.

  • owenvalencia20
  • 4 jun
  • 2 Min. de lectura
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El pasado fin de semana, la comunidad de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, situada en el corazón de El Ermitaño, en el distrito de Independencia, vivió un momento de tensión y shock que reflejó la creciente complicación de la inseguridad en la ciudad. En un hecho que sorprendió a todos los asistentes, dos delincuentes armados ingresaron en plena misa, en un brutal asalto que puso a prueba la fe y la paciencia de quienes estaban allí.


Según relataron testigos presenciales, los ladrones actuaron con una rapidez vertiginosa y sin ningún tipo de consideración, generando pánico en los presentes. La violencia con la que cometieron el robo dejó a los feligreses atónitos, ya que nunca esperaron ser víctimas en un espacio que, por tradición, representa refugio y paz. "Era una escena que parecía sacada de una película, la violencia con la que llegaron no dejó espacio para dudas: la delincuencia ya no respeta nada", comentó uno de los presentes.


A pesar de la tensión, la situación encontró un giro inesperado cuando uno de los asistentes, sin dudarlo, logró reaccionar. Con valentía, y junto a otros feligreses, lograron reducir a uno de los delincuentes, impidiendo que lograra huir y brindando un respiro momentáneo en medio del caos. La rápida acción de la comunidad resultó en la captura del sospechoso, quien fue entregado a las autoridades de la Policía Nacional del Perú (PNP). La sorpresa para los policías fue aún mayor cuando comprobaron que este mismo individuo también había sido responsable de un asalto ocurrido solo minutos antes en un pasaje cercano.


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Según fuentes policiales, el propio agresor había simulado ser un vecino común para engañar a una adolescente y a su hermana menor, a quienes asaltó con una bolsa de pan en mano, con la intención de no levantar sospechas. La policía continúa con las investigaciones para dar con el paradero del segundo implicado, mientras que el detenido permanece en custodia en la comisaría del distrito, en espera de las diligencias judiciales.


Este hecho refleja una realidad alarmante para la comunidad, donde la delincuencia no respeta épocas, lugares ni a quienes deberían estar protegidos. La comunidad exige acciones contundentes y una mayor presencia policial que devuelva la tranquilidad a sus calles y espacios sagrados.

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