Jerí en la silla presidencial: legitimidad, acusaciones y la promesa de reconciliación nacional
- owenvalencia20
- 10 oct
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José Enrique Jerí Oré, diputado por Somos Perú, de 38 años, quedó al frente del gobierno de transición de Perú tras la vacancia de Dina Boluarte. Su juramentación lo convirtió en el octavo jefe de Estado peruano en menos de una década, y su mandato de transición se proyecta hasta julio de 2026, cuando se elegirá al próximo presidente en las elecciones generales de 2026.
Jerí llega a la Presidencia del Consejo de Ministros con una trayectoria principalmente vinculada al Congreso. De profesión abogado, su ascenso político se dio en el marco de la legislatura como presidente de la Comisión de Presupuesto y, posteriormente, como presidente de la Mesa Directiva del Congreso para el periodo 2025-2026. Este último cargo lo catapultó a la jefatura del Estado por sucesión constitucional tras la vacancia de Boluarte, generando expectativas sobre su capacidad de gestionar una transición ordenada en medio de una profunda crisis de legitimidad política.
El nuevo mandatario ha enfrentado críticas que remarcan la fragilidad de la clase política peruana y el descrédito que rodea a la élite gobernante. En el plano jurídico, Jerí ha visto abrirse varias investigaciones fiscales en su contra durante el año, entre ellas por presuntas irregularidades administrativas cuando dirigía la Comisión de Presupuesto (periodo 2023-2024) y por posibles extornos de enriquecimiento ilícito. Un expediente que detona debates es una denuncia por presunta violación sexual presentada a principios de año; el caso fue archivado por la Fiscalía en agosto de 2025. Además, se reporta otra investigación relacionada con el incumplimiento de terapias de control de ira ordenadas por la jueza encargada y un tercer proceso por presunto enriquecimiento ilícito, que contrasta con un incremento sustancial de su patrimonio entre 2021 y 2024, no explicado por su salario.
Más allá de las imputaciones, Jerí heredó un gobierno de transición con un conjunto de desafíos: la seguridad ciudadana, la reconstrucción de la confianza institucional, y la necesidad de mantener un equilibrio entre la presión de la calle y la estabilidad institucional. Su primer discurso oficial prometió un “gobierno de transición, empatía y reconciliación nacional” y anunció un énfasis fuerte en la seguridad ciudadana, eje que se considera central para sostener la continuidad institucional tras la destitución de Boluarte. No obstante, la viabilidad de un mandato de este tipo es objeto de escrutinio entre la oposición, que cuestiona la legitimidad de su autoridad y advierte sobre posibles tensiones en el corto plazo.

Trayectoria en el Congreso: de accesitario a presidente del CongresoJerí ingresó al Congreso en 2021 representando a Lima por Somos Perú. Su llegada al hemiciclo se dio como parlamentario accesitario, y asumió como titular en julio de ese año, sustituyendo al expresidente Martín Vizcarra, quien había sido inhabilitado para ejercer cargos públicos. Tras electoralmente obtener una votación modesta (11.654 votos válidos), Jerí consolidó su posición al interior de la bancada y fortaleció su perfil al frente de la Comisión de Presupuesto, cargo que ejerció con notable visibilidad.
El 26 de julio de 2025 fue elegido presidente de la Mesa Directiva del Congreso para el periodo 2025-2026, cargo que, por la línea sucesoria, lo llevó a la Jefatura del Estado cuando la presidente Dina Boluarte dejó el cargo. Este salto, poco frecuente en trayectorias parlamentarias relativamente nuevas, subraya la volatilidad y la dinámica de poder en el panorama político peruano.
Cuáles son los cuestionamientos clave
Legitimidad y gobernabilidad: la designación de Jerí en un contexto de crisis política y desconfianza generalizada alimenta dudas sobre la capacidad de su gobierno para estabilizar el país y avanzar una agenda de transición.
Integridad y transparencia: las investigaciones fiscales y las denuncias plantean interrogantes sobre conflictos de interés, enriquecimiento ilícito y su manejo de cargos en el Congreso.
Capacidad de gobierno frente a riesgos sociales: la promesa de luchar contra la inseguridad y la necesidad de cohesión social requieren acciones concretas y efectivas para evitar una escalada de tensiones en la calle.

José Jerí toma la posta en un momento de alta volatilidad institucional. Su desempeño como jefe de Estado de transición depende, en gran medida, de su capacidad para construir consensos en un parlamento fragmentado, garantizar procesos judiciales y administrativos transparentes, y presentar medidas claras para atender las preocupaciones de la ciudadanía.

