Inscripción express de Podemos Perú: testimonios señalan una maniobra dentro de la ONPE.
- owenvalencia20
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Una revelación de un colaborador eficaz brinda una mirada detallada y sin precedentes sobre cómo, en 2017, presuntas maniobras dentro de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) facilitaron la inscripción de Podemos Perú, partido conducido por el congresista José Luna Gálvez. La narración, que llega por primera vez a través de un testimonio protegido, describe una cadena de decisiones que, según la Fiscalía, buscaba colocar en posiciones clave a operadores leales al líder de la agrupación. El relato, pese a su carga controvertida, ofrece un ángulo que invita a scrutinizar los mecanismos de control y supervisión de un organismo decisivo para la vida democrática del país.
La cronología trazada por el colaborador eficaz 10102020 sitúa el punto de inflexión en abril de 2017, cuando Adolfo Castillo Meza fue nombrado jefe de la ONPE. Un profesor universitario que, de la noche a la mañana, asumió la autoridad electoral. Según el relato, aquel cambio de mando no fue meramente técnico: habría oculto un diseño para “copar la institución con gente de confianza”, con nombres como Cavassa, Nieves y Obregón asignados a la tarea de identificar candidaturas para ocupar puestos estratégicos.
Entre los personajes mencionados aparece Óscar Nieves Vela, abogado con un historial de controversias; Fernando Obregón Mansilla, ex alumno del nuevo titular de la ONPE y supuesto operador directo de Luna; y José Luis Cavassa Roncalla, figura ligada a décadas pasadas de poder político y a una relación laboral que, según documentos, superó los 12 mil soles mensuales en Telesup, academia vinculada a Luna Gálvez. A la defensa de la investigación, los documentos obrantes en la fiscalía muestran cheques girados a estos nombres, que se hallan bajo custodia judicial.

El entramado descrito habría operado en dos fases: primero, la asunción de la comisión de transferencia y, después, la designación de cargos de confianza. Elías Domínguez López, identificado como gerente de Información y Educación Electoral, y Ricardo Pajuelo Bustamante, entonces especialista en seguridad y salud y, en menos de un mes, secretario general —el cargo administrativo más alto de la ONPE—, figuran entre los primeros movimientos. Laura Silva Seminario, al frente de la subgerencia de Atención al Ciudadano, y el militar retirado Alfredo Mora Ito, en la Gerencia General, completarían un patrón de cambios.
La cúspide del supuesto plan habría quedado clara cuando Fernando Obregón fue nombrado gerente de Gestión Electoral, descrito por la fuente como el “hombre clave” de la operación.
El primer escollo relevante llegó en septiembre de 2017, cuando la ONPE recibió más de un millón de firmas de Podemos Perú para su inscripción. Los lotes iniciales llegaron con observaciones: planillones con espacios en blanco que, según el reglamento, debían ser devueltos. Esa demora no era aceptable para Luna, que exigía resultados y había puesto a Castillo en la dirección de la ONPE para facilitar el proceso.
Un nuevo lote, en diciembre, volvió a presentar obstáculos. En ese momento, Luis Navarrete Santillán, personero de Podemos, ingresó fuera del horario de atención. Fue recibido por Yorlank Arenas, entonces jefe del Trámite Documentario, quien levantó un acta y, ante la presión, emitió un informe favorable. A partir de ahí, según la secuencia descrita, el expediente pasó por Laura Silva Seminario, luego por el secretario general Ricardo Pajuelo y, finalmente, por Obregón. El 10 de enero de 2018, Podemos Perú quedó inscrito oficialmente como partido, en lo que se describe como un “servicio express”.
Sin embargo, la historia dio un giro cuando, en mayo de 2018, emergió un informe interno que denunciaba firmas falsas en los planillones de Podemos Perú. Susana Guerrero, gerenta de Asesoría Jurídica, llevó la denuncia a la luz pública y, pese a perder su cargo, activó un escándalo que afectó a la institución y a Adolfo Castillo, apodado por entonces como el “Muñeco de Torta” por su papel decorativo en un entramado mayor.
Las falsificaciones aparecieron de forma evidente: firmas de figuras públicas y populares —entre ellas el arquero Pedro Gallese, el capitán Paolo Guerrero, el chef Gastón Acurio— y de figuras políticas de distintas tendencias, aparecían entre los adherentes de Podemos. El fenómeno se difundió por televisión y pasó a simbolizar la vulnerabilidad de un sistema que, a ojos de muchos, no habría sido capaz de contener irregularidades de esa magnitud.

El efecto político no se detuvo ante el escándalo: Podemos Perú continuó su marcha electoral, participando en las municipales de 2018, las parlamentarias de 2020, las generales de 2021 y las regionales de 2022. El recorrido le permitió figurar como una de las fuerzas relevantes del Congreso, con aspiraciones a ocupar la silla presidencial.
Hoy, con Luna Gálvez como figura central de su movimiento, el sector del poder electoral vuelve a estar en el foco público: la posible gobernabilidad de un país que, según este relato, ha visto durante años la superposición de intereses políticos y administrativas en el órgano responsable de la inscripción de partidos.
El testimonio citado por la fuente colaboradora, que pide protección, se mantiene como elemento clave: “Había que copar la institución con gente de confianza. Cavassa, Nieves y Obregón son los encargados de buscar las candidaturas para que puedan ocupar estos puestos”. En la búsqueda de la verdad, el caso continúa en la etapa de investigación, con piezas que aún deben encajar para entender el alcance real de las maniobras descritas y sus repercusiones en la confianza pública.