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El Papa Francisco conmueve a miles en el Domingo de Ramos.

  • owenvalencia20
  • 13 abr
  • 2 Min. de lectura

En un momento conmovedor y lleno de simbolismo, el Papa Francisco hizo una inesperada aparición en la Plaza de San Pedro durante la misa del Domingo de Ramos, marcando así el inicio de la Semana Santa. A sus 88 años, y tras un reciente y difícil periodo de convalecencia por una neumonía bilateral, el pontífice se presentó en silla de ruedas y sin las cánulas nasales de oxígeno que había usado anteriormente, lo que sorprendió a los más de 20.000 fieles que se congregaron para la celebración.


Francisco se dirigió brevemente a los asistentes desde el altar central, expresando con su voz, aunque tenue, un mensaje de aliento: “Buen Domingo de Ramos, buena Semana Santa”. Este gesto se enmarca en su regreso a las actividades públicas, tras haber pasado 38 días hospitalizado. Pese a las recomendaciones de sus médicos de permanecer en reposo durante al menos dos meses, el pontífice ha realizado varias apariciones desde su recuperación, incluyendo un saludo inesperado a los reyes Carlos y Camila del Reino Unido.


Durante su breve recorrido entre la multitud, intercambió palabras de ánimo con un grupo de religiosas y compartió momentos entrañables con niños, recibiendo vítores de apoyo por parte de los fieles. La ceremonia, que se remonta al siglo IV, comenzó con una procesión al obelisco central, donde se bendijeron las ramas de olivo y palmas, y contó con la participación de 39 cardenales, 33 obispos y más de 300 sacerdotes.


Aunque debido a su estado de salud no pudo presidir la misa ni pronunciar su homilía, el cardenal argentino Leonardo Sandri leyó un mensaje del Papa que instó a los asistentes a “tender la mano al que ya no puede más” y a convertirse en “cireneos los unos para los otros”, evocando la figura de Simón de Cirene, quien ayudó a Jesús a cargar su cruz. En su reflexión, Francisco afirmó que “la pasión de Jesús se vuelve compasión cuando tendemos la mano al que ya no puede más” y animó a los fieles a decidir durante la Semana Santa cómo llevar la cruz, “no al cuello, sino en el corazón”.


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Asimismo, el Papa recordó a las víctimas del reciente desastre en República Dominicana, en el que 226 personas perdieron la vida tras el derrumbe de un local. “Que Dios acoja en su paz a las víctimas y sostenga a sus familiares”, expresó, manifestando su dolor por la tragedia ocurrida el 5 de abril, que también dejó más de 180 heridos.


Su presencia en la misa del Domingo de Ramos se interpreta como un símbolo de esperanza para los católicos de todo el mundo, quienes siguen de cerca su recuperación y la incertidumbre sobre su participación en los próximos ritos de la Semana Santa. Entre ellos destacan el Via Crucis del Viernes Santo y la Misa de Resurrección del Domingo de Pascua, ceremonias que, dada su condición, podrían resultar físicamente exigentes.

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