Desborde del Mishquiaco desborda viviendas y calles en San Martín; autoridades requieren respuesta urgente
- owenvalencia20
- 28 nov
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Tres Unidos, distrito de la provincia de Picota, en la región San Martín, enfrenta una emergencia tras el desborde del río Mishquiaco que desbordó su cauce y dejó inundadas viviendas y calles. Las lluvias intensas de los últimos días detonan este episodio que ha obligado a varias familias a abandonar sus hogares y buscar refugio en zonas más elevadas del localidad.
Según el relato de Sebastián Jiménez Cortez, quien actúa como vocero de las familias afectadas, la demanda principal es asistencia inmediata de las autoridades. Jiménez hizo un llamado directo a Defensa Civil, a la Municipalidad de Tres Unidos y al Gobierno Regional de San Martín para coordinar una respuesta rápida que minimice los daños y brinde apoyo a las personas afectadas. Tras el desborde, aproximadamente el 80% de las viviendas se encuentran inundadas y la corriente ha arrastrado pertenencias, según lo observado por vecinos y autoridades locales.
El testimonio de Jiménez subraya la gravedad de la situación: “El río Mishquiaco se desbordó y ha inundado todo el distrito. Necesitamos apoyo de Defensa Civil y de las autoridades, el río ha ingresado a las viviendas y a las calles de Tres Unidos”. Estas palabras reflejan la preocupación de la comunidad, que además reporta pérdidas materiales significativas y el riesgo de posibles desbordes adicionales si las lluvias persisten.
Las familias afectadas han trasladado a zonas más altas del distrito para resguardarse. Los residentes afirman que el nivel de agua en las calles alcanza las rodillas, lo que dificulta el acceso a servicios básicos y agrava la vulnerabilidad de adultos mayores y niños. En este contexto, emerge la necesidad de puntos de acopio, gestión de albergues temporales y la activación de protocolos de emergencia que permitan atender a las familias de manera coordinada.
El episodio recuerda a un desastre natural vivido en 2017, cuando una situación similar dejó secuelas en la comunidad. El relato de Jiménez señala que “el desastre natural es una repetición exacta del caos sufrido en el año 2017”. En aquella ocasión, el entonces ministro de Defensa prometió obras de defensa ribereña para mitigar futuros riesgos; sin embargo, la promesa institucional no se materializó, lo que añade una capa de frustración entre los habitantes que ya conocen las amenazas de este río.
A la espera de una respuesta institucional, las familias piden soluciones integrales: asistencia humanitaria inmediata, evaluación de daños, medidas de mitigación a corto plazo (incluida la instalación de barreras y bombas para extraer agua), así como planes de reubicación temporal y apoyo psicoemocional para las personas afectadas. Autoridades locales han señalado que ya se coordina un puente de apoyo con brigadas de rescate, voluntarios y servicios médicos básicos, pero aclararon que la ayuda debe ser sostenida y ampliada para evitar que la comunidad quede desprotegida en semanas siguientes.

En tanto, los vecinos siguen midiendo las consecuencias del desborde: viviendas afectadas, calles intransitables y un distrito en emergencia. Las autoridades regionales han reiterado su compromiso de evaluar la situación y activar recursos disponibles para responder a la emergencia, con la promesa de entregar información actualizada a la brevedad y de coordinar con entidades nacionales para ampliar la asistencia humanitaria.




