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APRA y Renovación Popular deben superar la valla del 10% para mantener candidaturas en EG 2026

  • owenvalencia20
  • 23 nov
  • 2 Min. de lectura

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En un contexto marcado por la diversidad de opciones para las Elecciones Generales de 2026, solo dos de las 39 organizaciones políticas inscritas realizarán primarias de modalidad cerrada el próximo 30 de noviembre: el Partido Aprista Peruano (APRA) y Renovación Popular (RP). Según la información disponible y las disposiciones de la ONPE, ambas fuerzas deben convocar al menos al 10% de sus afiliados para mantener a sus candidatos en carrera, lo que implica un umbral de participación que podría redefinir el pulso interno de cada caso.


El APRA ha optado de forma voluntaria por la modalidad cerrada, mientras que RP está obligado por mandato de la Oficina Nacional de Procesos Electorales para cumplir con ese piso mínimo, dado que sus plazos para adecuar estatutos y reglamentos electorales ya se agotaron. En contraste, las 37 organizaciones restantes participarán en primarias abiertas, en las que cualquier ciudadano, afiliado o no, podrá votar por sus precandidatos o por sus delegados.


Según la Junta Electoral, superar la valla implica un reto significativo para ambas colectividades. Concretamente, el APRA presenta, a la fecha, 64,466 militantes habilitados, por lo que debe obtener al menos 6,447 votos en sus primarias para conservar a sus representantes en la contienda. Renovación Popular, con 50,886 afiliados inscritos, deberá alcanzar un mínimo de 5,089 votos para garantizar la continuidad de sus candidaturas.


El análisis de la coyuntura presidencial y partidaria aporta dos lecturas clave. Por un lado, la modalidad cerrada para las primarias, defendida por especialistas consultados por este medio, podría fortalecer la estructura interna de un partido y su legitimidad ante la ciudadanía. Por otro, la participación de los militantes se erige como un termómetro de representatividad: “Si no logras que tus militantes vayan a votar, es porque ya no los representas o simplemente no tienes los afiliados que declaraste tener”, afirma José Naupari, citado en la consulta.


De igual modo, José Tello apunta a un diagnóstico más amplio: “los partidos políticos enfrentan un serio problema de legitimidad y de institucionalidad; no son democráticos”. En su visión, las elecciones por delegados pueden ser indicativas de una estructura orgánica debilitada, con una presencia militante que no trasciende más allá de la afiliación formal.

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La jornada de este 30 de noviembre podría convertirse en un primer termómetro para medir cuánta adhesión real existe entre las bases partidarias y sus líderes. En el caso de RP, la obligación de adoptar la modalidad cerrada marca un cambio técnico frente al proceso interno; para el APRA, la voluntariedad sugiere una apuesta diferente por la participación y la legitimidad de su proyecto.


Con un horizonte de cara a las Elecciones Generales 2026, estos resultados iniciales podrían influir en la configuración de alianzas, estrategias de campaña y la confianza de los votantes en la representatividad de cada candidatura. En la recta final hacia los comicios, la biografía interna de cada partido —sus procesos de selección, la cohesión militante y su capacidad para movilizar a la gente— podría convertirse en un factor decisivo para el desempeño electoral.

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