Adrianzén descartó el secuestro en Pataz, pero ahora se confirma que los mineros fueron asesinados.
- owenvalencia20
- 4 may
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El domingo 4 de mayo en la región La Libertad se confirmó una triste realidad: los 13 mineros secuestrados en Pataz, que permanecieron desaparecidos desde finales de abril, fueron asesinados a tiros. La noticia fue confirmada tras la intervención de las fuerzas policiales, quienes lograron acceder a un túnel en el anexo de Pueblo Nuevo y localizar los cadáveres en su interior.
Estos trabajadores formaban parte de R&R, una empresa de seguridad que atendía a Libmar, una operación ligada a la minería artesanal en una zona marcada por la presencia de mineros ilegales. La compañía Poderosa, una de las principales empresas de extracción de oro en la región, también ha sido objeto de ataques por grupos relacionados con la minería ilícita en diversas ocasiones.
La historia del secuestro data del sábado 26 de abril, cuando un grupo armado liderado por Miguel Rodríguez Díaz, conocido como ‘Cuchillo’, tomó a los mineros en cautiverio. Se supo que la banda exigía cuatro millones de soles para liberar a los trabajadores, pero las negociaciones no prosperaron y, hasta hoy, no hubo comunicación alguna con las familias afectadas.

Lo que desde un principio generó incertidumbre fue la declaración del 30 de abril del primer ministro Gustavo Adrianzén. En una conferencia de prensa aseguró que no existían evidencias de que trabajadores de la minera Poderosa estaban secuestrados. «Sobre el supuesto secuestro de trabajadores en Pataz, se había dicho que pertenecían a la minera Poderosa. La propia empresa ha descartado que se trate de sus trabajadores. Nuestros órganos de seguridad no tienen certeza de que esta información sea veraz», afirmó el primer ministro.
Sin embargo, las pruebas y la evidencia recabada en las últimas horas desmontaron esa versión, confirmando que los secuestradores no solo tenían a las víctimas en su poder, sino que además les quitaron la vida en un acto de violencia extrema, dejando en evidencia la crudeza de la problemática que azota La Libertad.
Este trágico desenlace resalta la gravedad de la situación en la zona, donde la presencia de minería ilegal y los conflictos armados siguen poniendo en riesgo la vida de muchos trabajadores y comunidades enteras. La historia de estos mineros ilustra la difícil realidad que enfrentan quienes trabajan en un entorno marcado por la ilegalidad, la violencia y la impunidad.